UN PASEO POR LA HISTORIA


Este blog nace de mi pasión por la historia, por mis ansias de querer saber un poquito más cada día y para recordarme a mi misma lo que tan sabiamente dijo el maestro….
…..Solo existen dos días al año en los que nada puede ser hecho. Uno se llama ayer y el otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir...
Dalai Lama

LA BATALLA DE TRAFALGAR

El cabo de Trafalgar (del árabe: رأس الطرف الأغرّ Taraf al Ghar, el cabo de la cueva) es un cabo español perteneciente al término municipal de Barbate, situado en la costa atlántica de la provincia de Cádiz, en Andalucía
Se trata de un pequeño islote situado entre las ensenadas de Conil y Barbate unido al continente por un doble tómbolo de arena, que se considera el extremo noroccidental del estrecho de Gibraltar. En él hay un faro y restos arqueológicos de una factoría romana de salazones y de un asentamiento hispano-musulmán.

La Batalla de Trafalgar acaecida el 21 de Octubre 1.805, enfrentó a la flota combinada de Francia y España comandada por el almirante frances Villeneuve, asistido en el mando por el almirante español Federico Gravina, contra la frota inglesa, bajo el mano del almirante Horacio Nelson.
España se vió forzada a entrar en combate debido a los tratados de San Ildefonso, que el rey de España Carlos IV suscribió con Napoleón I de Francia. Este tratado obligaba a apoyar la campaña militar francesa con dinero y con la armada española.
El entablar batalla frente a las costas de Cádiz viene forzado por la inoperancia del almirante frances Villeneuve en la batalla de Finisterre, que debido a esta derrota decide refugiarse en el puerto de Cádiz, donde queda bloqueado por la flota británica.
Una vez en Cádiz recibe órdenes de Napoleón de romper el bloqueo y apollar con la flota la campaña militar de Nápoles. El estado de la flota española en esos momentos dejaba mucho que desear, ya que la inmensa mayoría de la tripulación era embarcada por leva forzosa, debido a una epidemia de fiebre amarilla que asoló Andalucía, diezmando a las tripulaciones profesionales. Aparte del estado de la tripulación, el de los buques no se quedaba atrás, llegando algunos de los capitanes a costerar las reparaciones y la pintura de los buques que comandaban.
Para terminar de describir el estado de la flota española basta con recordar las palabras del general Mazarredo al respecto "...llenamos los buques de una porción de ancianos, de achacosos, de enfermos e inútiles para la mar...", palabras que se unen al informe que el mayor general Antonio de Escaño hace sobre la flota del Mediterraneo "...Esta escuadra hará vestir de luto a la Nación en caso de un combate, labrando la afrenta del que tenga la desventura de mandarla...".
A pesar de todo, la flota zarpa de Cádiz el 19 de Octubre de 1.805, encontrándose con la escuadra inglesa el día 21 del mismo mes, a muy pocas millas del Cabo de Trafalgar..
La escuadra inglesa atacó a la linea fraco-española con dos columnas de buques, separando en dos a la flota combinada, dándose casos en los que algúnos buques eran atacados por 3 o 4 buques ingleses, como fue el caso del buque español Santísima Trinidad.


Durante el transcurso de la batalla encontrarían la muerte oficiales como Cosme de Churruca, alcanzado por una bala de cañón en una pierna, Horacio Nelson, Dionisio Alcalá Galiano, y Federico Gravina, que moriría meses mas tarde a causa de las heridas.
Esta batalla suposo el final de las aspiraciones francesas de la invasión o el bloqueo de Inglaterra, y del final de poderío naval de la armada Española, que había ostentado más de tres siglos.

RECOMENDACION: CABO DE TRAFALGAR de Arturo Pérez Reverte

En vísperas del bicentenario de la batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805), Alfaguara pidió a Arturo Pérez-Reverte un relato sobre su particular visión del combate naval más famoso de la historia, que enfrentó a la escuadra combinada hispano-francesa con la británica, mandada por el almirante Nelson, en las aguas españolas del cabo Trafalgar.
La combinación de rigor histórico y acción espectacular, unida a la habilidad narrativa del autor, convierten estas páginas en un clásico moderno de la literatura naval. Una apasionante pieza clava para comprender la trágica jornada que cambió la historia de Europa y del mundo.