Esta es una pequeña introducción de lo que fué el pueblo de ESPARTA para que puedan entender lo que aconteció en LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS, entre los persas y los espartanos.
Los espartanos eran un pueblo nacido por y para la guerra, practicaban la eugenesia y nada más al nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era hermoso y bien formado; de no ser así se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al Apótetas, lugar de abandono, al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco, los que pasaban la prueba se les asignaban uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo para su futura vida de soldado. En pocas palabras efectuaban una selección natural lo que produjo que el soldado espartano fuese una máquina de matar casi perfecta.
ESPARTA:
Un estado militar como era éste, no podía soportar ni vecinos poderosos ni súbditos rebeldes. Las dos penínsulas de Laconia, Argólide y Mesenia, habitadas por otros conquistadores dorios, eran una amenaza para Esparta, y de aquí la serie de guerras contra Argos y Mesena, que sólo se terminó cuando los espartanos poseyeron todo el sur y el este del Peloponeso.
Las guerras más rudas fueron las de Mesenia en el siglo VII, que duraron cerca de veinticuatro años. Ciertos episodios eran célebres en la antigüedad, tal como el de Aristómenes, héroe mesenio que, cogido por los espartanos y arrojado a un precipicio, se salvó asiéndose a la cola de un zorro que le condujo en medio de las tinieblas a la boca de su guarida.
EL EJERCITO ESPARTANO: El instrumento de aquellas conquistas fue el ejército espartano, el primero de Grecia por su organización y disciplina. En efecto, en los otros pueblos no se era soldado sino en caso de necesidad en tiempo de guerra se armaba al ciudadano, y el ejército era tan solo una guardia nacional, mientras que los espartanos eran soldados de profesión. Acostumbrados desde su más tierna edad a la caza y a los ejercicios violentos, permanecían después en filas hasta los sesenta años. Dos veces al día tenían ejercicio o maniobras, y la paz la consideraban únicamente como una preparación para la guerra.
Los espartanos combatían a pie y formaban el cuerpo de los hoplitas. Estos usaban casaca roja, coraza de bronce, casco que les protegía la cabeza y la cara, escudo de cuero cubierto también de bronce, y canilleras o botas de metal llamadas cnémidas, que les cubrían desde la rodilla ha la el tobillo. Tenían por armas, espada corta, como un ‘cuchillo de caza, y la lanza que medía más de dos metros de largo. En formación de combate se presentaban en línea de ocho en fondo; unidos los escudos unos contra Otros, formaban delante de los hombres una verdadera muralla. Dispuestos así en falange, y coronados de flores, acometían al enemigo al son de las flautas y cantando un canto de guerra llamado pean. Pero no empezaban elataque sino después de haber sacrificado una cabra M buscado presagios en las entrañas de la víctima. Pasaban por invencibles a causa de su reputada fuerza y de su gran bravura.
La falange se dividía en batallones y en escuadras. Estas división era útil en las expediciones poco importantes y en los ejercicios, en los cuales desplegaban tal precisión que los otros griegos estaban maravillados. En realidad, los espartanos no tenían igual para las instrucciones de soldados y de compañía. En cuanto al arte de combatir, este se resumía en ir a la carga. La fuerza de las falanges espartanas residía principalmente en la costumbre de obediencia, de honor y de sacrificio que inspiraban a los espartanos las leyes, que llamaban leyes de Licurgo.
LICURGO: Licurgo viviósegún se dice, en el siglo IX. Era un hombre honrado, puesto que, siendo de familia: real, había rehusado aceptar el titulo de rey en beneficio de un sobrino suyo del cual era tutor. Era un sabio, es decir un hombre instruido, porque había viajado por Creta, Egipto y Asia. Los espartanos, que se deshacían en guerras civiles, le pidieron leyes. Licurgo consultó en primer lugar el oráculode Delfos que le animé llamándole amigo de los dioses. Redactó entonces la constitución que lleva su nombre y, después de haber hecho que los espartanos juraran respetarla hasta que él regresara, partió para no volver más. Esto es, sin duda, una leyenda, y hasta es posible que el mismo Licurgo no existiera; pero las leyes llamadas de Licurgo no dejaron por eso de ser la constitución de Esparta.
HOPLITAS EN MARCHA. Las leyes de Licurgo eran un conjuntoo de prescripciones minuciosas relativas no solamente al gobierno y a la administración del estado, sino también a la vida de los particulares y a la educación de los niños. Tuvieron por objeto:
1-Establecer en Esparta la autoridad de la aristocracia.
2-Asegurar a los espartanos las tierras conquistadas a través de una excelente formación militar.
EL GOBIERNO: Antes de Licurgo, Esparta estaba gobernada por das reyes omnipotentes. Licurgo hizo de ellos personajes representativos, sin autoridad real. Los dos reyes fueron jefes de la religión y del ejército. Celebraban sacrificios y mandaban los ejércitos; en realidad, eran como los modernos reyes de Bélgica o de Inglaterra reinaban pero no gobernaban. El gobierno estaba en manos del Senado, consejo de 28 miembros, todos nobles y de sesenta años de edad. El Senado proponía y redactaba las leyes y después las sometía a la Asamblea del Pueblo, que se reunía una vez por mes. No habla allí discusiones y elpueblo manifestaba su acuerdo por medio de aclamaciones. Más tarde, el pueblo nombró cada año cinco Éforos o vigilantes, cuya función consistía en intervenir en los actos de los reyes y de los demás magistrados, que podían suspender o condenar; a además, acompañaban al ejército en campaña. De aquí que en Esparta el poder no perteneciese al pueblo ni a los reyes, sino a la aristocracia.
LEYES CIVILES: En teoría, los ciudadanos eran todos iguales, como los soldados de un regimiento. Licurgo quiso que no hubiese en Esparta ni ricos ni pobres, y distribuyó las tierras por lotes entre los ciudadanos, con prohibición expresa de venderlas. Los productos del suelo cultivado por los ilotas debían bastar a sus necesidades, y todo oficio les estaba vedado. De esta manera, desembarazados los espartanos del cuidado de ganarse el sustento, podían consagrarse enteramente a los deberes militares. Para evitar que se enriquecieran, estaban obligados a servirse’ exclusivamente de la moneda de bronce, que era pesada en extremo y tenía poco valor. A pesar de todo, hubo desigualdad en las fortunas y se formó en Esparta una aristocracia rica, cuyos miembros, y sólo ellos, se llamaban iguales.
EDUCACION DE LOS NIÑOS: El niño, destinado a ser un soldado, pertenecía más al estado que a su familia, al nacer era examinado por los ancianos de la tribu, que lo devolvían a la madre si estaba bien constituido; en caso contrario lo hacían arrojar aun abismo del Taigeto. Todas las madres educaban a sus hijos de la misma manera; no los envolvían y los acostumbraban a comer de todo y a no tener miedo de nada. Al cumplir el niño los siete años se entregaba al estado; el niño era entonces como un hijo de regimiento, que desde’ luego formaba parte de una clase mandada por el que se habla mostrado superior a los Otros alumnos por su inteligencia y su fuerza.
El estudio se tenía en poco en este género de educación. Se limitaba a enseñar a los niños a cantar y a explicarse con precisión; tratábase sobre todo de dar fortaleza y flexibilidad al cuerpo. Gracias a un’a serie de ejercicios graduados, los niños aprendían a correr, saltar y lanzar el disco o la jabalina. Después se ejercitaban en el manejo de las armas y en la danza guerrera llamada pirrica. Así se les acostumbraba a soportar’ sin quejarse el dolor, el frío y el calor, el hambre y la sed, la fatiga y Llevaban el mismo vestido en todas las estaciones, se acostarían sobre cañas que ellos mismos cortaban en el Eurotas, y no se lavaban ni perfumaban sino en los días de grandes fiestas. Se les alimentaba mal y les era permitido robar para aplacar el hambre; pero, silos encontraban robando, eran castigados severamente. Uno de ellos, que habla ocultado un zorro vivo bajo su túnica, se dejó morder el vientre antes que confesar el robo. Había también concursos de resistencia a los porrazo. Cada año recibían una vuelta de azotes delante del altar de Artemisa, y el vencedor era quien tardaba más en quejarse; sucedió que murieron algunos niños sin prorrumpir un quejido.
Estos niños tenían aspecto grave y ademanes mesurados. ‘Caminaban con los ojos bajos, y no tomaban la palabra sino cuando eran interrogados. Esta educación de hierro los preparaba a la disciplina militar.
VIDA DE LOS HOMBRES: Los jóvenes formaban parte del ejército a los diez y siete años; a los treinta eran considerados como ciudadanos y debían contraer matrimonio, sin dejar por ello de pertenecer al estado. El empleo del tiempo estaba fijado por los reglamentos. Llevaban uniforme y debían asistir todos los días a los ejercicios, consistentes en carreras, saltos y manejo de las armas. A este respecto, la institución más curiosa era la de las comidas publicas, que eran obligatorias para todos los espartanos, aun para los reyes; sin embargo, no se celebraban diariamente.
En esas comidas, los hombres se agrupaban por escuadras de a 15, y los que las componían eran en la guerra compañeros de tienda de campaña. Esas escuadras eran circulos a los que era muy difícil entrar y en los que se procedía a votación para aceptar un nuevo miembro, como sucede en los cuerpos de oficiales en Alemania. En las comidas públicas se comía la sopa negra, guisado célebre en toda Grecia, hecho con pedacitos de carne, grasa de cerdo, vinagre y sal. Pero la minuta podía aumentarse con productos de caza o con carne de las victimas, cuando había habido un sacrificio.
A esa vida austera debían los espartanos el carácter grave y digno -que tenían. Diriase que los envaraba su compostura heroica de viejos veteranos que afectan despreciar todo lo que los demás hombres aprendan o temen. No se inclinaban sino delante de los ancianos, que respetaban como a sus padres. Su lenguaje era voluntariamente rudo y sencillo, y su manera de responder, a la vez corta y mordaz, ha llegado hasta nosotros con el nombre de laconismo. Un argivo decía un día « Existen entre nosotros muchas sepulturas de espartanos », y un espartano le respondió "Entre nosotros no existe ni una sola de argivo" Filipo de Macedonia escribió a los espartanos : « Si entro en Laconia, destruiré vuestra ciudad. » — "Si... " respondieron los espartanos.
LAS MUJERES: Las jóvenes no eran educadas en Esparta menos severamente que los jóvenes. Estaban sometidas a los mismos ejercicios de los varones y asistían a sus concursos. Su vestido, que bajaba apenas hasta la rodilla, les permitía libertad en los movimientos. Su vida de ejercicios era motivo de burlas entre los demás griegos, que tenían a sus hijas cuidadosamente encerradas. Una vez casadas, resultaban esposas y madres de soldados. Eran muy reputadas por su energía y su abnegación. El amor maternal, en aquellas mujeres estaba supeditado por el amor a la patria; hubo alguna q’ue al saber al mismo tiempo la muerte de sus cinco hijos y la victoria de Esparta, exclamó « Tanto mejor: demos gracias a los dioses! », y otra que mató a su Hijo porque huyó del campo de batalla.
Lo que más caracteriza la condición de la mujer en la antigua Grecia es su constante estado de menor edad. En su existencia no había un solo momento en que gozara de los derechos civiles del ciudadano, pues siempre tenía un dueño que la gobernara. Cuando joven, dependía de su padre; casada pertenecía a su marido; viuda, estaba sometida a sus parientes o a sus hijos. Pero si hemos de juzgar por las pinturas de los poetas y por algunas anécdotas publicadas por los historiadores, diremos que la mujer tenía frecuentemente en la casa una autoridad considerable; tanto es así, que algunos personajes de comedia se quejan una vez casados, de tener no una mujer, sino una dueña imperiosa.
Jenofonte, en su tratado de Economía, nos describe un matrimonio ateniense tal como él lo concibe. Quiere que la mujer sea soberana en su casa, que tenga la dirección de los esclavos y arregle a su antojo los gastos de la familia. Mas, a pesar de su empeño, no consigue presentar a la mujer griega sino como una buena gobernante. Salvo quizá en Esparta, donde la mujer, como hemos visto antes, era la primera en hacer que sus hijos fueran buenos soldados y buenos ciudadanos, las mujeres griegas representaron en la sociedad un papel harto secundario, su vida transcurría sosegada, monótona y obscuramente; las futilezas ocupaban para ellas un puesto más preferente que las ocupaciones más serias e importantes.
Mientras duró Esparta, la mujer permaneció fiel a la educación y a las costumbres particulares del estado. Muchas modificaciones se introdujeron en las leyes políticas o civiles de Licurgo; pero la regla de vida que él había impuesto a los espartanos se mantuvo e hizo de ellos los primeros soldados de Grecia y los verdaderos maestros de heroísmo de la humanidad.
LA SEGUNDA GUERRA MÉDICA. LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS. AÑO 480 a.C
Las Termópilas significan puertas calientes. Eran el paso a Grecia por el norte entre las montañas y el mar, con casi 3 kilómetros de largo el ancho en alguno de sus puntos solo era de 15 metros y fue muy atinadamente el lugar escogido por los griegos para detener el avance de los persas que querían invadirlos.
Esta es una pequeña introducción de lo que fué el pueblo de ESPARTA para que puedan entender lo que aconteció en la batalla, entre los persas y los espartanos.
Ya desde hacia tiempo los persas tenían intenciones de conquistar a Grecia y es cuando aparece Jerjes decidido a no correr con la misma suerte de su padre Darío I, derrotado en la batalla de Maratón a mano de los griegos durante la Primera Guerra Médica. Jerjes forma un ejercito para enfrentar a los griegos del cual algunos historiadores dicen que era entre 100 y 300 mil soldados, pero otros aseguran que si se suman los hombres que iban en la flota de barcos que seguían a los de a pie y que llevaban sus provisiones; los persas rozaban el millón de efectivos, de los cuales destacaban el grupo elite: los 10 mil inmortales.
El ejército griego estaba conformado por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y todos los locros y usaban la formación de la falange.
Una sección del ejército persa muy temida eran los arqueros y cuando se le dijo a Leónidas que sus flechas cubrirían el sol y transformaron el día en noche este respondió: Mejor, lucharemos en la sombra. Cuando comenzó la batalla, fila tras fila los persas se estrellaron contra las lanzas y escudos espartanos sin que éstos cedieran un centímetro. De esta forma, a pesar de la grave desventaja numérica, Leónidas y sus hombres se opusieron a las oleadas de soldados enemigos con un número mínimo de bajas, mientras que las pérdidas de Jerjes —aunque minúsculas en proporción a sus fuerzas— supusieron un duro golpe para la moral de sus tropas.
La lucha se había prolongado varios días y Jerjes decidió mandar a sus 10 mil inmortales pensando que estos pondrían punto final a la batalla, cuentan que los inmortales lucharon como nunca lo habían hecho; pero poco pudieron hacer en contra de los escudos y lanzas de la falange y fueron derrotados. Con esto la moral del ejército persa estaba por los suelos y justo cuando estaban apunto de dar media vuelta y largarse apareció de entre los griegos un traidor: Efialtes, el cual ya cambio de una recompensa les indico a los persas un camino entre las montañas por el cual podrían llegar por la retaguardia a los hombres de Leónidas.
Cuando Leónidas se da cuenta de que serán atacados por dos frentes a la vez, sabe que todo esta perdido y ordena la retirada de sus hombres a Atenas y que iniciaran la evacuación de la ciudad. Solo quedaron con él los 300 soldados de su guardia y mil griegos leales (los tespieos y los de Tebas) y tal fue tal el ímpetu con el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos con sus arqueros para no seguir perdiendo hombres. Leónidas fue alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando recuperar su cuerpo para que no cayera en manos enemigas, los persas habían obtenido la victoria; pero los griegos la gloria.
Ya sin resistencia los persas llegan a Atenas y la devastan, pero los días que fueron retenidos por los griegos en las Termópilas les permitió a estos evacuar la ciudad junto con una flota de barcos de guerra y refugiarse en Samalia. Jerjes decidido a no darle respiro a los griegos se encamina a Samalia con sus barcos, pero se lleva una desagradable sorpresa; los pesados y poco maniobrables barcos persas no fueron rivales para los mas maniobrables y ligeros barcos griegos y Jerjes tuvo que retirarse no sin dejar a 80.000 hombres al mando de un coronel para que terminara la campaña, pero unos meses mas tarde 8.000 espartanos y 30.000 aliados griegos derrotan a los persas en Platea y ese mismo día la flota persa es prácticamente destruidaen Micala.
La victoria de Grecia es contundente y Jerjes pierde el interés en su conquista, mucho tiempo mas adelante un griego, Alejandro Magno se lanza a la conquista de Persia en el año 333 a. C . La victoria de Alejandro fue completa y el rey persa Darío huyó hacia el este con todas sus fuerzas, dejando en manos de Alejandro el tesoro real, así como a su madre, Sisigambia, su esposa Estatira y sus hijos, a los que Alejandro respetó la vida. Darío ofreció grandes riquezas y títulos a Alejandro a cambio de que detuviese sus avances, pero éste los rechazó. La zona occidental del imperio persa (Fenicia, Palestina, Egipto), se le entregó sin ofrecer resistencia entre el 332 y el 331. En Egipto, fue designado hijo del dios Amón en el oasis de Siua; allí, fundó varias ciudades, entre ellas Alejandría. Persia sería absorbida por el imperio de Alejandro y al final terminaría desapareciendo.
Sin la resistencia de Leónidas en las Termópilas nunca los griegos hubieran podido evacuar Atenas, nunca se habrían dado las batallas de Salamina, Platea y Micala, Grecia habría sido conquistada por Persia, la cuna de la civilización occidental habría desaparecido y nuestro mundo sería muy distinto a como lo conocemos hoy en día.
Si Grecia hubiera sido vencida, Persia hubiera ocupado toda Europa, pues Roma aún era una pequeña y anónima ciudad en Italia. Alejandro de Macedonia no hubiera sido más que un vasallo de un imperiouniversal y Roma jamás hubiera podido forjar su Imperio. Sin el Imperio Romano el Cristianismo no se hubiera podido extender como lo hizo, y Jesús de Nazaret no hubiera sido más que un iluminado, como tantos otros que hubo en la Palestina de entonces, del que no tendríamos noticia alguna.
Europa, tal y como es hoy, y su cultura, la más avanzada sobre la Tierra, no existirían, porque no hubieran tenido ni la oportunidad de nacer, y las ideas de libertad que surgieron en Grecia, hubieran sido ahogadas en un baño de sangre, para quien sabe si poder volver a renacer no se sabe cuando ni donde.
La hazaña fue recordada en una lápida conmemorativa escrita por el poeta Simónides, que decía así:
“Oh, extranjero, informa a Esparta, si pasas por allí, que aquí hemos caído defendiendo su ley"
RECOMENDACION: PELICULA 300
300 es una película estadounidense, dirigida por Zack Snyder, estrenada en 2007. Es una adaptación de la novela gráfica de Frank Miller sobre la Batalla de las Termópilas.Aunque basada en un hecho real, está más ligada a la novela gráfica, tanto en el guión como en el uso de imágenes.
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